Movimiento Creativo II / Prensa


Mayo 2017

Artículo "MOVIMIENTO, IMPROVISACIÓN Y GESTALT" para la Revista de la Asociación Española de Terapia Gestalt. Número 37.


Junio 2013





Artículo de la periodista Laia Amorós publicado en la revista Psychologies (edición española) en el mes de septiembre 2010 



cuaderno taller
 
A gusto con mi cuerpo


Reconocer el propio cuerpo no siempre es fácil. El movimiento creativo no sólo ayuda a aceptarlo sino que potencia la creatividad, el bienestar y el desarrollo personal.

Mercedes, diseñadora gráfica de 49 años, hacía tiempo que se sentía totalmente desconectada de su cuerpo, un viejo conocido con el que quería reencontrarse tras muchos años sin prestarle atención. “Soy consciente de que mi cuerpo no es el que tenía veinte años atrás, pero llegó un momento que ni siquiera sabía quién era ni dónde podía llegar”. Fue precisamente esa necesidad de volver a acercarme a él lo que la llevó a hacer un taller de movimiento corporal. “El movimiento es cambio, y un cambio en el movimiento, ampliando la consciencia que tenemos de él, da espacio para la creatividad y nos abre a cambios positivos en la vida”, explica Diana Machado, terapeuta Gestalt y Master en Danza Movimiento Terapia (DMT). En su opinión, para personas de la edad de Mercedes, el movimiento puede significar no sólo un reencuentro con el cuerpo para reconocer nuevos límites y nuevas posibilidades, sino también una buena oportunidad de disponer un tiempo para dedicarse a sí mismos.

Aceptar para crear

“Descubrir la necesidad y el placer de movernos –dice Machado– aporta un mayor conocimiento del cuerpo, y por tanto nos sentimos más cómodos, espontáneos y con mayor fluidez”. La  palabra que lo sintetiza es aceptación. Para Mercedes “aceptar lo que soy y lo que hay aquí y ahora es en sí terapéutico”. Como ella, muchas otras personas tienen, cada martes, una cita con su cuerpo en la clase de movimiento corporal. Machado prefiere llamarle encuentro  ya que es el propio grupo el que va creando y estructurando la sesión. “Mi punto de partida es percibir cómo llega cada uno, qué puede necesitar y, a partir de allí, ir estructurando lo que haremos”. La primera parte está dedicada a la consciencia corporal, a la respiración y a la postura a través de unos ejercicios específicos y una serie de estiramientos, a veces de pie y otras en el suelo. La zona abdominal, las lumbares, los brazos, las piernas... Es un momento de interiorizar y trabajar con los aspectos más técnicos del movimiento. “Aquí, como en todas las técnicas corporales, la repetición y la práctica regular hacen su efecto con el tiempo”, apunta Machado. El secreto está en hacer secuencias sin aburrirse, viendo como se aprende y se va evolucionando. Para Mercedes también es importante que “se haga de forma amable, sin presión, y llegando hasta dónde mi cuerpo y mi flexibilidad me permiten llegar”, comenta.



¿Qué favorece el movimiento?

La música. A veces acompaña y apoya, otras inspira y sugiere un tipo de
movimiento determinado en una improvisación y, en ocasiones, nos ayuda a
conectar enfatizando nuestro estado emocional.
El silencio. Es también importante en algunos momentos de las sesiones.
En silencio y con los ojos cerrados favorecemos que sea el cuerpo el que nos
lleve buscando “ser movidos” por el inconsciente, por las imágenes, por las
sensaciones, por la voluntad. Sin embargo, el diálogo y la risa tienen también
cabida en el taller potenciando su parte más lúdica.
El dibujo. La expresión plástica sirve para concretar algo de lo que hemos
movido sin necesidad de interpretaciones verbales que puedan interrumpir el
proceso creativo que pueda estar desarrollándose.
Los elementos del movimiento. Están inevitablemente presentes en las
sesiones porque le pertenecen: espacio, tiempo, peso, flujo, relaciones con el
espacio y relaciones personales. Todo ello se va haciendo conocido a través de
la experiencia tan sencilla, placentera y compleja de movernos.




el poder de improvisar

Pero quizá la parte más interesante llega cuando toca soltarse, explorar, improvisar. Unas veces es un juego grupal, para promover la interacción, el diálogo y las risas con los demás, otras en solitario, favoreciendo en este caso la relajación y el reencuentro con uno mismo.
“Entrenamos una escucha profunda del cuerpo, una mayor habilidad en dejarnos ir y en responder, una calidad de atención en el presente que amplíe el conocimiento de nosotros mismos y de nuestra relación con los otros”, apunta la terapeuta. Se mueven en libertad, usando el espacio, el tiempo, el ritmo de una música... A veces el tema también surge de una imagen o una emoción en particular. “Todo lo que nos sirva para ampliar el repertorio de movimientos sirve para expresarnos”, dice Mercedes. Es la relación entre mover y conmover. A menudo trabajan en silencio y con los ojos cerrados. Es lo que se conoce como movimiento auténtico. “La idea es que sea el cuerpo el que nos lleve, “ser movidos”, incluso siendo vistos por un testigo que observe la experiencia”, explica Machado. “Viendo cómo el otro se mueve –dice Mercedes–, aprendo a ver qué se mueve en mi interior”. Así es como a través del movimiento creativo no sólo reconocemos, potenciamos y somos sensibles a nuestro cuerpo, sino que aprendemos a comunicarnos, a expresarnos con libertad y, a la vez, a desarrollar la creatividad y el espíritu lúdico. Y es que, para muchos terapeutas un nivel alto de creatividad conlleva mayor grado de bienestar y salud.

Laia Amorós

Psychologies  -  página 137
 

descubrir el placer de movernos permite conocer el cuerpo y
sentirnos con mayor fluidez y comodidad


  ******************************************************


Revista Psychologies - Marzo 2012
 Dossier escuchar nuestro cuerpo

........

LAS SEÑALES DEL CUERPO

¿Puede entonces nuestro cuerpo revelar un malestar psíquico? Sí, si sabemos escucharlo y tomamos conciencia de que cuerpo y mente forman una unidad, señala Diana Machado, terapeuta gestalt y de danza movimiento (http://gestaltmovimiento.blogspot.com/). “Escuchar las sensaciones, atender la respiración, detectar bloqueos y tensiones, todo puede asociarse a un estado emocional concreto y también a unos pensamientos, a una situación difícil, a un comportamiento repetitivo que no nos permite avanzar…” Nuestro cuerpo comunica, refleja cómo nos sentimos y nos ofrece información sobre nuestro estado de ánimo y acerca de lo cómodos que nos sentimos en una determinada situación o de la confianza que tenemos en nosotros mismos. (.....)

LA CONCIENCIA CORPORAL
(...)

Revelándonos nuestros deseos y nuestras fatigas, nuestras emociones y nuestras tensiones, nuestro cuerpo es la parte de nosotros mismos que más nos comunica. Pero hace falta saber escucharlo. Es decir, saber escucharnos verdaderamente.

(...)
"Nuestra postura, nuestros gestos y nuestro movimiento pueden hacerse más conscientes a medida que descubrimos nuestros patrones y nuestro carácter. Eso podría generar cambios en la manera en que vivo ciertas emociones difíciles, y podría provocar también una nueva manera de ver, pensar y enfocar las cosas”, explica la terapeuta gestalt Diana Machado. “Así –nos dice–, teniendo mayor conciencia de
nuestro cuerpo, lo que mejora es la atención que pongo en la interrelación entre lo que hago, siento y pienso, buscando que la congruencia sea posible en cada momento.” 

(...)

Porque tomar conciencia de nuestro cuerpo es también, señala la terapeuta Diana Machado, no vivir
de espaldas a “todo el potencial para el disfrute y el placer a través de los sentidos”. Saltar, correr, bailar, concentrarnos en nuestra respiración o, en mitad de la naturaleza, en toda las sensaciones que captamos a través de nuestros sentidos... Nuestro cuerpo nos permite un sinfín de posibilidades
para apreciar el instante. Aunque a menudo parezca que no lo valoremos o no sepamos cómo valorarlo. “Yo diría que vivimos demasiado ´en la cabeza´ cuando intentamos hallar razones y fórmulas para encontrarnos bien, pero no se integran en la experiencia, no son vividas, encarnadas, sentidas en el cuerpo”, señala la terapeuta gestalt Diana Machado. 


La danza como terapia
Nacida casi paralelamente a la danza contemporánea, la danzaterapia, o danza movimiento terapia
(traducción literal de la denominación inglesa Dance Movement Therapy, DMT), propone dar salida a las emociones y conocernos mejor a nosotros mismos a través del movimiento y la creatividad.
“Una premisa básica de la DMT es la indivisibilidad del cuerpo y la mente”, explica Diana Machado, terapeuta gestalt y epecialista en danza movimiento terapia. La danza nos permite expresar nuestras emociones a través del movimiento, reconocerlas, explorarlas y darles salida. “La danza movimiento terapia aporta la posibilidad de expresar aquello para lo que las palabras no alcanzan, y enfoca la relación terapéutica como un proceso creativo donde diálogo, movimiento e imágenes se van alternando en un camino de crecimiento personal”, apunta la terapeuta. Y para ello,nos dice, es básico escuchar nuestro propio cuerpo. “Encontrar y descubrir, darse cuenta y aprender de las propias señales que da el cuerpo es ensanchar la conciencia. La danza movimiento terapia apunta a ello partiendo del movimiento y poniendo una gran cantidad de recursos al servicio de las personas que
buscan desarrollarse y encontrar bienestar y una vida más plena.”
Además, el movimiento nos remite a las sensaciones físicas anclándonos en el presente y permitiéndonos disfrutar del momento con toda su intensidad. Como explica Diana Machado: “El movimiento nos lleva inmediatamente al aquí y ahora, que es donde puedo darme cuenta de mí mismo y mis relaciones y hacerme más consciente de ello”.

(...)
Joana Arbiol